El Pasaje Echeverría crece detrás de la estación Belgrano C.
A la par de las últimas obras viales dispuestas en el territorio de la Ciudad de Buenos Aires, se van incrementando distintos polos gastronómicos porteños. Uno de ellos se da cerca de la Comuna 12, en el Bajo Viaducto de Belgrano, donde a la altura del Pasaje Echeverría se suman restaurantes y bares para recibir a vecinos y visitantes de la zona.
El lugar sufrió un cambio en su cara a partir de la creación del viaducto, que evitó la oscuridad y el peligro que muchas veces representa un paso a nivel, y alivió el tránisito en Avenida Juramento. Así, sumó al tradicional ritmo del Barrio Chino, que volvió con fuerza después de la pandemia, nuevas propuestas con la cultura gastronómica asiática y otras modernas que se ven en varios puntos de la Ciudad.
A esta obra, inaugurada en 2019, se les sumó la transformación de los entornos urbanos, porque a la elevación de las vías del ferrocarril se incorporaron nuevos espacios verdes en la intersección de Virrey del Pino y la vía, integrando un área del Bajo Belgrano que históricamente se encontraba aislada. Además, todo el entorno de la Estación Belgrano C fue integrado paisajísticamente, ordenando el centro de transbordo a cielo abierto de dicho sector.
Los testimonios de comerciantes y vecinos dan cuenta del cambio, fundamentalmente en lo relativo a la seguridad. Plantean que antes tenían que "irse temprano del barrio", que "era peligroso esperar el colectivo en las paradas oscuras", sumado a que el parque lindero estaba muchas veces vacío. Ahora, a la presencia de residentes de la zona se sumaron los pasajeros que descienden del tren y consumen algo antes de tomarse un colectivo para terminar de llegar a sus casas e incluso turistas, atraídos por el movimiento de la zona.
El lugar es un ejemplo de la propuesta gastronómica policultural que tiene Buenos Aires: en una misma manzana se observan restaurantes de comida japonesa, locales de pizza, cervecerías artesanales, vinerías y cafés de estilo italiano, entre otros.
El caso de los antiguos vecinos y ahora comerciantes
Elisa Hsueh tiene 29 años y es de origen taiwanés. Su familia se mudó a Buenos Aires cuando ella tenía menos de un año de vida. Toda su infancia y adolescencia transcurrió en el Barrio Chino, y ahora pasó a ser socia de varios locales instalados en el polo gastronómico que crece en el Pasaje Echeverría. “Hoy podemos incluso venir al barrio a cenar con tranquilidad, a tomar algo como parte del after office, a quedarnos hasta la tardecita y sin preocuparnos de la inseguridad, porque incluso de noche hay muchísima gente. Por eso es que no me canso de repetir que el Barrio Chino volvió a encenderse”, explica.
Misma situación es la de Max Hlousek, de 54 años, quien lanzó "Bar Helado". “Este espacio, si comparamos lo que es hoy a lo que era hace un año, ha cambiado radicalmente. Es algo que notamos todos los que habitamos la zona”, dice. "Es un placer para nosotros estar acá y es un placer que la Ciudad nos pueda brindar un lugar como este, ya que seguramente se convertirá en uno de los paseos más divertidos de Buenos Aires. En principio, porque es muy diferente a casi todos los corredores comerciales que existen y porque hay un montón de propuestas gastronómicas muy diversas las unas de las otras”, suma asimismo.